En Necochea poco o nada se sabe sobre “fracking”. La
información que hay es escasa, y hasta da la sensación de que es un tema del
que mejor no hablar.
Todo lo contrario. Es hora de informar, hacer conocer de qué
se trata, el daño que produce, el impacto negativo que tiene sobre el
medioambiente, la incidencia respecto al agua potable, el deterioro que produce
en el planeta.
La notable baja de reservas de hidrocarburos en nuestro país
está desencadenando una crisis energética que hasta llevó a importar
combustible, con todo lo que ello significa en términos políticos. Por esta
razón, desde hace algún tiempo, desde el Gobierno Nacional se anuncia con entusiasmo
el “descubrimiento” de yacimientos de hidrocarburos no convencionales, como,
por ejemplo, el de Vaca Muerta. Aquí, para la extracción de minerales se utiliza
la técnica llamada Fractura Hídrica o Fracking.
Más allá de la enérgica defensa oficial, el uso de esta
práctica, provoca un desastre ecológico, que, por fortuna, en la Provincia de
Buenos Aires se está procurando evitar.
¿De qué manera? A través de audiencias públicas que
comenzaron en Sierra de la Ventana, cuando se descubrió que silenciosamente en
la denominada Cuenca de Claromecó se comenzaron a hacer algunas perforaciones
de prueba.
La inquietud de algunas organizaciones ambientalistas, y de
los propios vecinos creció. Así, se sumaron concejales de distintos distritos
en estas asambleas, y hoy algunas ciudades vecinas, como Tres Arroyos, Juárez,
Torquins, Coronel Pringles, Coronel Dorrego, Coronel Suárez, entre otras,
tratan el tema con preocupación, y hasta, en muchos casos, la han declarado “libre
de fracking”.
Necochea ya debería estar preocupada por este tema. La
problemática está a unos pocos kilómetros de distancia.
¿Qué es el
fracking?
Los hidrocarburos no convencionales son minerales que están
diseminados en la roca a miles de metros de profundidad. Para extraerlos se
utiliza una técnica de perforación
mixta: se perfora en sentido vertical hasta una profundidad de entre
1.000 y 5.000 metros y luego vuelve a perforarse, pero en esta oportunidad en
sentido horizontal, a través de varios kilómetros.
Luego se inyecta un fluido, a base de agua, arena y una
serie de aditivos químicos, provocando la fractura de la roca y el mineral que
se libera ascienda a la superficie a través del pozo.
Esta técnica utiliza miles de millones de litros de agua por
día.
El empleo del agua mezclada con productos químicos produce
filtraciones hacia las napas de agua subterránea, mientras que el agua contaminada
que retorna a la superficie es contenida en reservorios que pueden causar
contaminación superficial por filtraciones.
Como consecuencia de estos resultados, se han originado
alrededor del mundo movimientos en contra del método de extracción y se han
logrado moratorias o prohibiciones a su empleo en países productores de
hidrocarburos, como en Francia o Irlanda, por citar dos ejemplos.
Sin dudas, hacer conocer de qué se trata el fracking, es una
tarea inmediata. Tanto como fomentar el desarrollo de energías renovables que
respeten el ambiente y que reduzcan los efectos nocivos, si es que queremos
dejarles un planeta más saludables a las próximas generaciones.